Cuando hablamos del efecto halo en psicología, nos referimos a un sesgo cognitivo en el que la impresión general que tenemos de una persona influye en la atribución que le hacemos en cuanto a sus capacidades o cualidades. El efecto halo se suele dar cuando percibimos a una persona como físicamente atractiva. Por lo general, a estas personas les atribuimos también cualidades positivas en cuanto a su inteligencia o personalidad, y es bastante frecuente percibirlas como más exitosas, populares, generosas, honestas o amistosas. Este sesgo cognitivo puede ser canalizado como una efectiva técnica de neuromarketing para aumentar nuestras ventas.
El efecto halo también se da en personas que son percibidas como expertos o autoridades en una materia. A dichas personas se les atribuye automática -e irracionalmente- que su sabiduría en un tema en particular se extiende a cuestiones de toda índole y condición. Sabemos, por ejemplo, que alguien con prestigio en economía, por ejemplo, no tiene por qué ser un experto en epidemiología. Sin embargo, la gente no lo percibe así.
Pero el efecto halo también se da claramente en marcas y productos. Por ejemplo, los productos más exitosos de Apple han conseguido que los usuarios perciban mucho más positivamente el resto de creaciones de la empresa, aunque no todas estén objetivamente a la altura de los productos más renombrados de la compañía.
Por tanto, una buena estrategia de neuromarketing para que puedas extraer el máximo provecho del efecto halo es centrarte en potenciar y publicitar tus mejores productos para que el resto de tus artículos, por asociación, sean percibidos como de más alto valor. En su día, Apple apostó la mayor parte de su presupuesto de marketing al iPod, creando un efecto halo que ayudó a encumbrar a toda la línea de productos de la marca.
Este efecto puede extrapolarse también a cualquier sitio web de comercio electrónico. Las tiendas online bien diseñadas, de carga rápida, amigables con el usuario y con un aspecto que destaque claramente sobre las demás, pueden ganar mucho más dinero aunque vendan productos a precios por encima de sus competidores. Por el contrario, una tienda con un diseño anticuado y poco estético venderá por lo general bastante poco, aunque tenga los precios y las tarifas de envío más competitivas de toda la red.
De nuevo esto ocurre, como ya hemos mencionado, por el sesgo de asociación de belleza con calidad. No por casualidad las marcas han buscado desde hace décadas asociar sus productos a actores, actrices, modelos y deportistas, así como a figuras de autoridad. Está demostrado que la percepción general del modelo, incluyendo la personalidad, es un factor importante en la efectividad del anuncio. Y también sabemos, por numerosos estudios, que si alguien es atractivo, la gente tiende a asociar dicha característica con una mejor personalidad.
Pero no es sólo la gente atractiva la que puede inducir un efecto halo en tu sitio web, sino también las imágenes y el diseño, o lo que es lo mismo: saber crear una buena primera impresión.
¿Quiere decir todo esto que es hora de echar mano de las modelos? No exactamente. Se trata de pensar más en la calidad de las fotografías y el diseño general de tu web. Esto crea igualmente atracción en el sentido de pulcritud y profesionalidad.
Todo se resume, en realidad, a una cuestión de confianza. Haz que la gente se sienta al 100% segura en tu sitio. En el mundo online los problemas de diseño afectan seriamente a esas primeras impresiones, lo que lleva a una más que posible desconfianza en un sitio de comercio electrónico. Sabemos que los usuarios tardan unos 50 milisegundos (0.05 segundos, así que más te vale que tu sitio cargue rápido) en formarse una opinión sobre un sitio web. En ese tiempo determinarán si les gusta o no lo que ven, si se quedarán o se irán para siempre.
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